Los tiempos
cambian y el papel de la mujer en la sociedad también ha cambiado.
Muchas de las que ahora son abuelas y están ayudando a criar a una
nueva generación lo saben bien, porque vivieron situaciones como las
de necesitar el permiso de sus maridos para poder abrir una cuenta
bancaria.
España no fue
precisamente un país pionero en incorporar a las mujeres al mercado
laboral y su papel casi exclusivo como madres y amas de casa (con la
excepción de maestras y alguna otra profesión considerada femenina)
se desarrolló de esa manera hasta entrados los años setenta y aun
en esta década muchas eran las que dejaban de trabajar una vez que
se casaban.
Con esta
mentalidad, es normal que en el caso de separación, una vez
legalizado el divorcio, lo normal fuera que la mujer se quedar al
cuidado de los hijos y el hombre continuara con su papel de llevar el
dinero al hogar, pasando la pensión a sus hijos y a su ex mujer.
Con el transcurso
de los años la mujer ha ido ganando derechos y un puesto en la
sociedad que incluye el derecho a una vida laboral. Pero también el
hombre ha cambiado su papel y ha dejado de ser simplemente el que
trae dinero al hogar para implicarse en el cuidado de los niños al
mismo nivel que la madre.
Ya no solo es lo
normal que el padre acuda al parto, también lo es que acuda a las
clases de preparación junto a la madre, para tener un papel en el
nacimiento del niño. A partir de ahí, la implicación es en todos
los niveles de la vida del pequeño.
En el caso de una
separación, también ha cambiado el papel del padre. Este ya no se
conforma con ver a su hijo en fines de semana alternos y la mitad de
las vacaciones, sino que es cada vez más frecuente que solicite
separación
con custodia compartida cuando las circunstancias así lo
permitan, pudiendo disfrutar de su hijo y también compartir todas
las obligaciones que supone la paternidad.
La ley está
comenzando a cambiar también en este sentido y cada vez son más las
sentencias que tienen a la custodia compartida si la situación lo
permite, mirando por el bien del niño, que de este modo puede
disfrutar de sus padres por igual.
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